Nunca me gustó mentir, en esta ocasión decidí hacer una excepción, no podía ser recto por siempre. En todo momento me preparé para las consecuencias que entrar en esta guerra implicaría, mi armadura esta lista, la preparé lo mejor que pude para que soportara la lluvia de piedras que caerían en mi persona. Ningún golpe mal intencionado del amor me afectaría, cualquier peso extra que tenga que cargar, seré capaz de resistirlo, pero… Entre todas estas precauciones que decidí tomar, nunca imaginé que el simple roce de tus manos dañaría de la forma más intensa mi alma, el calor de tu presencia lastima mi alma, pero es parte de esta dulce mentira que decidí apoyar, no puedo pedir más en este momento, que me tengas en una posición que involucre sentimientos es para mi lo máximo, y aunque sé que esto terminará después de una tragedia de siete días, moriré feliz cuando vea declinar la semana, porque habré cumplido uno mas de mis sueños, tendré que buscar la forma para sacarle el máximo provecho a esta “oportunidad” que se me ha presentado, no tengo más fe atada a mi corazón, esto es simplemente un juego que un par de amigos decidieron jugar, que lástima que ninguno de nosotros sabíamos en la camisa de mil espadas en la que nos estábamos metiendo, yo haré lo posible porque tu no salgas lastimada de un juego que un niño tonto decidió tomar, sacrificaré mi existencia por verte siempre bien, pero ¿estás dispuesta, tu mi amor, a ver morir al hombre que hasta ahora, a buscado más que una noche de pasión contigo? Si tu respuesta es negativa, será mejor que te vengas haciendo a la idea, que tendrás que ver morir al hombre, para ver renacer al caballero.
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